Mural de Obregón

Redacción de EL TIEMPO, 26 de junio de 1994

Mientras tanto, el maestro Alejandro Obregón Rosés muy circunspecto pintaba y pintaba. Un buen día, cuando el maestro regresaba de tomarse una cerveza se encontró que alguno de esos fisgones le había derramado la pintura. Entonces, su cara se transformó y soltó una palabrota, de esas que él sabía decir. Todos quedaron quietos y dijeron !ajooo, es barranquillero! .

Esto y quizá la búsqueda de inspiración hizo que el maestro Obregón cambiara las jornadas de trabajo. Lo pintaba de noche para huirle al calor y a la gente , recuerda su gran amigo Alfonso Fuenmayor.

Con esa alma y corazón de barranquillero, el maestro Obregón plasmó el mural Simbiología de Barranquilla , en homenaje a la ciudad. La obra le fue encargada en 1956, por 18.000 pesos, por el Banco Popular.

En ella empleó la técnica del fresco, que se realiza sobre un muro que debe ser sometido a tratamiento.

Simbiología de Barranquilla agrupa formas representativas, características de la Costa Atlántica en su pasado y presente. El mural tiene forma de paralelogramo, la base inferior mide 3,50 metros, la superior 4,50 y una altura de seis metros.

Se ve un pájaro junto a un avión a chorro; una cometa que simboliza la evolución de pala de madera en hélices de mar y de río; una cartilla y la imprenta que sirvió para editarla, símbolos de la educación; un candado con tres muescas, que representan los tres puertos de Barranquilla, marítimo, fluvial y aéreo. Estos también están representados por un pez, un reptil y un pájaro. Un torito, símbolo del carnaval, que es famoso en toda la República. Una mujer joven y hermosa, que simboliza a Barranquilla, el árbol de la bonanza y otros elementos regados dentro de la composición, como una flecha, un ancla, una botella, un cáliz, un tabaco , cuenta Carmen Ortega Ricaurte en su Diccionario de Artistas de Colombia.

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